1 - División del Trabajo
En este principio, Henri Fayol vuelve a utilizar metáforas
que asimilan a la empresa a un cuerpo biológico. "La división
del trabajo es de orden natural; se observa en el mundo animal, donde
a medida que el ser es más perfecto posee más variedad
de órganos encargados de funciones distintas. La división
del trabajo tiene por finalidad producir más y mejor con el
mismo esfuerzo.”
El autor realiza, al menos, dos aportes importantes en este principio.
En primer lugar, al visualizar a la organización como un ser
vivo, queda en claro que dicho ser debe contar con todos los órganos
que le permitan cumplir con la totalidad de las funciones que le son
inherentes. Esto podría considerarse como un aspecto sobreentendido,
pero en la realidad de las empresas, muchas veces encontramos que
no existe un análisis detenido y permanente, ni una planificación
"proactiva" que permitan ir ajustando sus estructuras frente
a cualquier cambio de circunstancias que así lo ameriten.
En segundo lugar, para Fayol la división del trabajo no es
un fin en sí mismo sino un medio para obtener las especializaciones:
"El obrero que fabrica todos los días la misma pieza y
el jefe que trata constantemente los mismos negocios, adquieren una
habilidad, una seguridad y una precisión que acrecen su rendimiento...
La división del trabajo permite reducir el número de
objetos sobre los cuales deben aplicarse la atención y el esfuerzo.
Se reconoce que es el mejor medio de obtener el máximo provecho
de los individuos y de las colectividades".
Para Fayol, como sucede con cualquier supervisor que deba obtener
resultados a través de sus dirigidos, le es preocupante la
posibilidad de que la calidad de una tarea se vea disminuida o, lo
que es peor, no se la pueda cumplir, por el hecho de no contar con
la persona con la capacidad específica en todos los momentos
en que ello sea necesario.
Esto está íntimamente relacionado con el principio de
suplencia que ya hemos visto y con el principio de la estabilidad
del personal: “Cada cambio de ocupación o de tarea implica
un esfuerzo de adaptación que disminuye la producción".
“La división del trabajo... tiende, en consecuencia, a la especialización
de las funciones y a la separación de los poderes".
Fiel a su filosofía, Fayol concluye el tema de la división
del trabajo con la siguiente afirmación y advertencia: “Por
más que sus ventajas sean universalmente reconocidas... la
división del trabajo tiene límites que la experiencia
y el sentido de la medida enseñan a no franquear". Lamentablemente,
el autor no fue más explícito sobre esta última
frase. Lo cierto es que actualmente existe la tendencia en muchas
organizaciones, y cuando el tipo de funciones lo permite, de ir rotando
al empleado por distintas tareas u organizar el trabajo, para que
los empleados sean “polifuncionales” es decir que puedan abarcar varias
o todas las tareas de su unidad. Lo que se procura con estos nuevos
métodos es minimizar el hastío del trabajador, que de
lo contrario, debería pasarse toda su jornada realizando siempre
el mismo trabajo; lo cual disminuye su rendimiento.
No hay indicios concretos en el sentido de que Fayol percibiese estas
formas de organización. Es bastante probable, empero, que al
establecer con énfasis, límites a la especialización,
tuviera muy presente los estragos que la rutina puede provocar en
la moral de los trabajadores.