3 - Disciplina
“(Se dice que) La disciplina es la principal fuerza de los ejércitos.
Yo aprobaría sin reservas este aforismo si estuviera seguido
por este otro: La disciplina es tal como la hacen los jefes”
H. Fayol
“El primero inspira el respeto hacia la disciplina, lo cual está
bien; pero tiende a hacer perder de vista la responsabilidad de los
jefes, lo que es peligroso. Luego, el estado de disciplina de un cuerpo
social cualquiera depende esencialmente del valor de los jefes."
Resulta muy interesante este enfoque porque el mismo está
fundamentado en la experiencia del autor, quien recoge, a través
de todos sus años de labor, un muy buen concepto de los trabajadores:
"Siempre he observado que los obreros franceses son obedientes
y aun abnegados cuando se hallan bien dirigidos."
Debemos adjuntar entonces, a la filosofía y creencias de Fayol,
este importante concepto del cual estaba plenamente convencido y que
reafirma a través del resto de su libro. Debieron pasar casi
50 años para que surgieran teorías (X e Y de Douglas
McGregor) que partieran del mismo fundamento.
“Cuando se manifiesta una falla en la disciplina o cuando el entendimiento
o la armonía entre los jefes y los subordinados deja que desear,
no hay que limitarse a echar negligentemente la responsabilidad de
esa situación sobre el mal estado del personal; ordinariamente
el mal es una consecuencia de la incapacidad de los jefes. Esto es,
al menos, lo que he comprobado en diversas regiones de Francia.”
“La disciplina consiste esencialmente en la obediencia, la asiduidad,
la actividad, la presencia y los signos exteriores de respeto realizados
conforme a las convenciones establecidas entre la empresa y sus agentes."
Estas convenciones fijan las modalidades de la disciplina, ya se trate
de pactos libremente debatidos o aceptados sin discusión previa;
que sean escritos o tácitos; que resulten de la voluntad de
las partes, de las leyes o de la costumbre."
“...En el orden de los factores que influyen sobre la disciplina,
es necesario colocar, al lado del mando, a los convenios. Conviene
que sean claros y den satisfacción a ambas partes, en todo
lo que sea posible. Tal cosa es difícil... Sin embargo, la
fijación de los convenios entre la empresa y sus agentes, de
los cuales derivan las modalidades de disciplina, debe seguir siendo
una de las principales preocupaciones de los jefes de empresas...
La disciplina, resultante de convenciones diversas variables, se presenta
naturalmente con los aspectos más diferentes: las obligaciones
de obediencia, de asiduidad, de actividad y de presencia difieren,
en efecto, de una empresa a otra, de una categoría de agentes
a otra en la misma empresa, de una región a otra y de una época
a otra.
...El interés de la empresa exige que se apliquen, contra los
actos de indisciplina, ciertas sanciones susceptibles de impedir su
repetición. La experiencia y el tacto del jefe son puestos
a prueba en la elección y el grado de las sanciones aplicadas:
amonestaciones, consejos, multas, suspensiones,
descenso de categoría o cesantía. En su aplicación
es necesario tener en cuenta los individuos y el medio.
Ella se impone a los más altos jefes como a los agentes más
modestos. Los medios más eficaces para establecer y mantener
la disciplina son:
1º Buenos jefes en todos los grados jerárquicos;
2º Convenios tan claros y equitativos como sea posible;
3º Sanciones penales juiciosamente aplicadas.”
Tal vez el lector estime demasiado reiterativas las menciones a la
interrelación de todos los principios entre sí. Sépase
disculparnos. Lo que acontece es que para aquilatar en todo su valor
la obra de Fayol y aprehender sus enseñanzas, debemos "redescubrir"
toda una verdadera Escuela por él creada, donde los distintos
conceptos, de gran profundidad, se ven potenciados por dicha relación.
Henri Fayol no estableció conceptos y principios aislados,
sino que por el contrario, como fruto de sus estudios y análisis,
logró ordenar -y presentar al público- una filosofía,
una teoría completa de la administración, en la cual
sus conocimientos de cada aspecto de su Escuela están interrelacionados
armónicamente en una suerte de galaxia conceptual.
Al respecto, debemos mencionar que el principio de disciplina está
íntimamente ligado, a la vez que ampliado y enriquecido -entre
otros- por el principio de equidad. Sólo de esta forma podremos
comprender mejor a Fayol y, a la vez, valorar en toda su dimensión
a este caballero de principios de siglo, pletórico de un espíritu
científico, pero que a pesar de ello nunca se vió obnuvilado
por su formación de ingeniero y supo, en todo momento, mantener
una visión profundamente humanista ante el nuevo fenómeno
de la administración.