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3º - Mando

“El arte de mandar reposa sobre ciertas cualidades personales y sobre el conocimiento de los principios generales de administración.”

Henri Fayol

Henri Fayol define al mando como un arte. El mismo debe estar basado en conocimientos profundos de la Ciencia de la Administración; y en la práctica, por el conocimiento cabal, por parte del jefe, de aquellos que son sus colaboradores.
“Una vez constituido el cuerpo social (organizar) es menester hacerlo funcionar: es ésta la misión que debe cumplir el mando.
Esta misión se reparte entre los diversos jefes de la empresa, teniendo cada uno la carga y la responsabilidad de su unidad.
Para cada jefe la finalidad del mando es obtener, en interés de la empresa, el mayor provecho posible de los agentes que forman su unidad.”

Dicho en otras palabras, recordemos a M. Parker Follett: Administrar es el arte de lograr que las personas hagan las cosas que se deben hacer.

Continúa Fayol: “...Me limitaré a recordar aquí algunos preceptos que tienen la finalidad de facilitar el mando.
El jefe encargado del mando debe:
1º Tener un conocimiento profundo de su personal;
2º Eliminar a los incapaces;
3º Conocer perfectamente los convenios que rigen las relaciones entre la empresa y sus agentes:
4º Dar el buen ejemplo:
5º Efectuar inspecciones periódicas del cuerpo social; auxiliarse en estas inspecciones mediante cuadros sinópticos;
6º Reunir a sus principales colaboradores en conferencias, para preparar en ellas la unidad de dirección y la convergencia de esfuerzos;
7º No dejarse absorber por los detalles;
8º Procurar que reine en el personal la actividad, la iniciativa y la abnegación.”
Ya nos ocupamos anteriormente, dentro del tema Organización (“agentes o elementos constitutivos del organismo social”) de “las cualidades o condiciones deseables” en los jefes. Luego de dicho perfil de cargo Fayol establece, en el tema que tratamos ahora, las recomendaciones para lograr que los jefes sean eficientes en la práctica, en el real desempeño de sus cargos.
Luego de la presentación de los preceptos, el autor pasa a analizar cada uno de ellos en forma más detallada, esto último es absolutamente necesario, a riesgo, de no hacerlo, de desvirtuar su verdadero significado.

1º Conocimiento profundo del personal

Fayol comienza haciendo referencia al ámbito o área de control, en el sentido de que aún los cargos de mayor jerarquía deben poder supervisar y conocer mejor a sus colaboradores. Cuánto más grande es la empresa, más departamentos habrá de tener. De tal forma:
“Cualquiera que sea su nivel jerárquico, un jefe no tiene nunca que mandar directamente sino sobre un número muy pequeño de subordinados, ordinariamente menos de seis. Únicamente...el jefe (de línea) ...o capataz manda a veces directamente a veinte o treinta hombres, cuando la operación es simple.
Por consiguiente no es imposible (para el jerarca) estudiar a sus subordinados directos y llegar a saber qué puede esperar de cada uno de ellos y qué grado de confianza puede acordarles...
Ese estudio requiere siempre cierto tiempo...
En cuanto a los subordinados indirectos (el autor se refiere al caso de las jerarquías más altas en relación al personal operativo)...su acción sólo se ejerce mediante intermediarios...no puede conocerlos individualmente a todos...Esto no impide en ninguna forma la acción personal directa, la del ejemplo entre otras.”

2º Eliminación de los incapaces

Con respecto a este tema, consideramos que la enunciación inicial elegida por Fayol no ha sido del todo apropiada a su contenido. Este título, nos despierta interés y cierto grado de sorpresa por la disonancia que contiene respecto a la filosofía del pensamiento de este ingeniero, siempre profundo en sus análisis y humanista en su concepción de la administración de las organizaciones. Este capítulo se inicia con la enunciación de la finalidad organizacional perseguida, en el sentido de que: “Para mantener una unidad en buen estado de funcionamiento, el jefe debe eliminar o proponer la eliminación de todo agente que por cualquier razón llegue a ser incapaz de desempeñar a satisfacción su tarea. Este es un deber imperioso, siempre grave y a menudo dificultoso.”
Avanzando en la lectura, vamos comprendiendo mejor la idea de Fayol. La “eliminación” no es nada drástica y la “incapacidad” es relativa: “Tomemos, por ejemplo, el caso de un antiguo servidor, altamente colocado, estimado y querido, que ha dado grandes servicios y cuyas facultades se han debilitado –sin que él mismo se de exacta cuenta de ello- al punto de perturbar la marcha de la empresa. Su eliminación se ha hecho indispensable. Pero, ¿Quién es el juez de esta necesidad? ¿Quién está encargado de fijar el momento preciso de la ejecución? Solamente el jefe, sin que ningún principio ni ninguna regla excuse su responsabilidad. El recuerdo de los servicios prestados, la afección y las repercusiones que ciertamente se producirán, inclinan a aplazar una medida que ha de sorprender y desazonar profundamente a un agente abnegado y respetado; únicamente el interés general, del cual el jefe es juez y responsable, la impone sin dilación. El deber está dictado; es menester cumplirlo hábil y valientemente; esto no está al alcance de cualquiera.”
¿Es que acaso Henri Fayol está auspiciando decisiones tan tremendas como dolorosas? Realmente no: el autor es consciente de la delicadeza que amerita el tratamiento de estos temas, a la vez que no se le escapan las repercusiones sociales que las acciones que se tomen al respecto pueden producir sobre el conjunto del personal: “El cuerpo social entero se siente herido por la amputación de uno de sus miembros...La seguridad de cada uno de los agentes quedará alterada; su confianza en el porvenir y, en consecuencia, su celo quedarán disminuidos, si no tiene la convicción de que la medida era necesaria y justa.
Es necesario inculcar esta convicción.
Para estas eventualidades la empresa ha previsto las compensaciones pecuniarias, las satisfacciones honoríficas y las funciones livianas que permiten conservar un poco de actividad. El jefe benévolo y hábil halla en estos recursos y en su corazón el medio de restañar las heridas de amor propio y de interés que se ha visto obligado a ocasionar; al mismo tiempo halla el medio de asegurar la confianza de todos los miembros del cuerpo social en su porvenir...”

3º Conocimiento profundo de los convenios que rigen las relaciones entre la empresa y sus agentes

“La empresa y sus agentes se hayan ligados por convenios.
El jefe debe vigilar el cumplimiento de esos convenios. Esta tarea le impone una doble misión: defender el interés de la empresa frente a sus agentes y defender el interés de los agentes frente al patrón.”

En este capítulo Fayol ya establece una ética en lo que tiene referencia a la dirección de los recursos humanos, al menos en lo que atañe a los convenios laborales, según la cual el jefe y en su caso el técnico, no toman partido por ninguna de las partes en juego: la empresa y sus trabajadores. El especialista en Recursos Humanos procurará permanentemente conciliar los intereses opuestos que puedan surgir entre la empresa y sus trabajadores. Esta preocupación también fue enunciada por Frederick Taylor, aún cuando este autor partiera del supuesto de que la oposición provenía de aspectos primordialmente económicos.
En lo referente a los convenios, Fayol opina: “Los convenios, buenos o malos, sólo tienen una época. Llega siempre un momento en que ya no se hallan en armonía con las condiciones económicas o sociales existentes; es necesario tener en cuenta la evolución, si no se quiere correr el riesgo de tener que enfrentarse un día con algún peligroso conflicto. Nadie se halla en mejores condiciones que el jefe de unidad para observar los convenios y aconsejar o realizar...las modificaciones (empowerment?) que el tiempo y las circunstancias han hecho necesarias.”

En este tramo de su obra el autor retoma el tema de los convenios y reglamentos y vuelve a hacer referencia a la relatividad del valor de los mismos. Este aspecto coincide con los modernos conceptos de supervisión sutil, analizados, entre otros autores, por William Ouchi en su libro “La Teoría Z”,(30) en lo que tiene relación con los estilos de administración de los recursos humanos en Japón y en varias empresas estadounidenses (empresas Z).

4º El buen ejemplo del jefe

“Queda entendido que todo jefe tiene el poder de hacerse obedecer. Pero la empresa estaría muy mal servida si la obediencia no fuera obtenida más que por el temor de la represión. Existen otros medios de conseguir una obediencia más fértil en resultados y generadora de esfuerzos espontáneos, y de iniciativas concienzudas.”
“Algunos jefes obtienen obediencia, actividad, celo y hasta abnegación de parte de sus subordinados, sin esfuerzo aparente; otros no lo consiguen nunca.
Entre los medios de conseguirlo uno de los mas eficaces es el ejemplo...si sabe usar los medios adecuados, obtendrá que el trabajo se convierta en una tarea agradable.
Pero el mal ejemplo es también contagioso y viniendo de arriba tiene las más graves repercusiones sobre todo el conjunto. Esta es una de las numerosas razones que hacen desear un buen jefe.”

5º Inspecciones periódicas del cuerpo social

“Sería muy imprudente no realizar inspecciones periódicas de todos los órganos de una máquina, sobre todo si ésta es complicada. Equivaldría a exponerse a malos rendimientos, a accidentes y aún a catástrofes. La vigilancia diaria, un poco superficial, no constituye una garantía suficiente.”

Si bien el autor se introduce en este tema efectuando una comparación entre las organizaciones y “una máquina”; seguramente con fines de producir una rápida comprensión por parte del lector, inmediatamente pasa a profundizar sobre el tema, relativizando el ejemplo inicial:
“La necesidad de revisiones periódicas del engranaje administrativo no es menor, pero a pesar de ello son usadas con muchísima menos frecuencia, Los motivos de tal situación son numerosos:
En primer lugar no se tiene una idea exacta sobre la forma del modelo a adoptar. Mientras que se sabe perfectamente cómo debe ser un órgano o una pieza de máquina en buen estado, no se tiene generalmente nociones precisas sobre lo que debería ser el organismo de una función o uno de los elementos de este organismo...Además, lo que tiene relación con el personal exige generalmente más tiempo, más agilidad y más energía moral que una operación material...es menester estar animado del sentimiento de una alta responsabilidad moral que no se concilia con la inestabilidad de los jefes. Es por lo tanto prudente implantar una regla que imponga, podemos decir en forma automática, el examen periódico del cuerpo social...Todos los años, a propósito de la confección del PROGRAMA anual, se realiza un estudio minucioso de la constitución del cuerpo social mediante el empleo de cuadros sinópticos....(que) representan la jerarquía de los jefe de la empresa con indicación del superior directo y de los subordinados directos de cada uno de ellos.”

Aquí el autor reitera la importancia del factor humano para el buen desempeño de las organizaciones. Se debe efectuar un estudio anual del mismo, auxiliándose de organigramas que: “...es una fotografía de los cuadros en un momento determinado. Dos gráficos hechos en fechas distintas demuestran las modificaciones que se han producido durante el intervalo en la constitución del cuerpo social...vicios de organización social, que se aprecian muy dificultosamente en una descripción, saltan a la vista en esos cuadros (organigramas)...rinden grandes servicios desde el punto de vista del principio de la unidad de mando...la dualidad es la fuente de multitud de conflictos...que los cuadros revelan y permiten evitar.”

6º Conferencias e informes

“En una conferencia que reúne a su alrededor a sus principales colaboradores directos, el jefe puede exponer su programa, recoger las ideas de cada uno, tomar una decisión y asegurarse de que sus órdenes son comprendidas y que cada uno conoce la parte que le corresponde en su ejecución, todo esto en diez veces menos tiempo que el que se hubiera necesitado para llegar al mismo resultado sin la realización de la conferencia.”
Estas conferencias o reuniones tienen para Fayol los objetivos de lograr el involucramiento de los subordinados a través de la motivación que se produce al darle determinado grado de participación en la toma de decisiones y al escuchar y tener en cuenta sus sugerencias. Esto que guarda relación con el principio de iniciativa, tiene como resultados, además de los motivacionales: el logro de una mayor eficiencia, una mejor comprensión de los planes y de las tareas que corresponden a cada subordinado obteniéndose por parte de los mismos la auto-dirección y el auto-control. En caso de ausencia del Jefe, cada empleado sabrá “...la parte que le corresponde en su ejecución...”. Lógicamente, también se logra una mayor coordinación entre los distintos funcionarios y las distintas unidades; lo cual está relacionado con el siguiente elemento del proceso administrativo: la coordinación

7º No dejarse absorber por los detalles

“Es un grave defecto para un gran jefe consagrar mucho tiempo a detalles que los agentes subalternos podrían ejecutar tan bien, si no mejor que él, cuando existen importantes problemas que esperan solución porque no consigue hallar tiempo para ocuparse de ellos.”

La apreciación de Fayol es del más elemental sentido común, pero debemos tener presente que es frecuente el hecho de Gerentes o Administradores que suelen caer en la trampa de ocuparse por pequeños detalles, en detrimento de los asuntos importantes que están bajo su responsabilidad.:
“Algunos creen que son muy útiles ocupándose personalmente de las cosas más pequeñas, otros no pueden habituarse a pensar que una cosa puede ser bien hecha si ellos no han intervenido...”
“...un jefe debe saber todo, pero no puede ver todo ni hacer todo...debe descargar sobre sus subordinados y sobre el Estado Mayor todas las tareas que no está estrictamente obligado a realizar por sí mismo...Una buena organización tiende a ello.”

8º Procurar que reine en el personal la unión, la actividad, la iniciativa y la abnegación

“El jefe puede contribuir mucho a la unión del personal, evitando los gérmenes de división que engendrarían la dualidad de mando, las atribuciones mal definidas, los reproches innecesarios, etc.
Puede desarrollar la iniciativa de sus subordinados asignándoles la mayor parte de acción posible de acuerdo con su situación y capacidad, aún al precio de algunas faltas, cuya importancia es por otra parte posible limitar...Guiándolos discretamente, sin substituirse a sus subordinados, alentándolos por medio de una alabanza dicha ex profeso, haciendo a veces algunos sacrificios de amor propio en provecho de ellos, puede transformar a hombres bien dotados en agentes de categoría.
Vigilando para que esto mismo sea hecho en todos los niveles jerárquicos, puede mejorar muy rápidamente el conjunto del personal y proporcionar un servicio muy grande a la empresa.”
Henri Fayol
1916
“A nuestros empleados siempre les hemos exigido que tengan pensamientos originales, y obtuvimos muchos. Desde el punto de vista de la administración empresaria es muy importante saber cómo desencadenar la creatividad innata de la gente. Mi concepto es que todo el mundo tiene capacidad para la creación, pero que muy pocas personas saben cómo emplearla.”
Akio Morita
1986

“...Es incalculable el valor que representa el permitir que todas las personas relacionadas con un producto, incluso el empleado de a pie, conozcan el historial, la formación de precios y la articulación de las ventas en todo el mundo y por segmentos de mercado consumidor. Lo que se gana dejando que todos dominen el panorama completo y demostrándoles confianza compensa sobradamente cualquier riesgo en que pudiéramos incurrir con ello...otro síntoma de un buen sistema nervioso digital es la cantidad de ideas valiosas que emergen entre los cuadros de línea y los trabajadores de cualificación superior...se les ocurren ideas concretas sobre cómo podrían hacerse mejor las cosas...y eso les estimula a ellos también.”
Bill Gates
1999

La participación creativa de todo el personal de las empresas es la tónica actual que asumen buena parte de las administraciones de las mismas, bajo el rótulo de círculos de calidad, calidad total, el empowerment, etc., como formas de enfrentar los desafíos de una realidad cada vez más competitiva y cambiante.

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