Evolución del Pensamiento Administrativo y
del Comportamiento Organizacional - Parte 2
Parte 1
Cambios Producidos por la Revolución Industrial
La aparición de la máquina a vapor, luego perfeccionada
por otras más eficaces, produce un cambio básico y fundamental
en las formas de relaciones de trabajo. Según Fernández
Tuneu la situación del artesanado "bastante armónica,
se ve profundamente comprometida y modificada cuando hace irrupción
la máquina de vapor."
Características
- Las máquinas son muy costosas y se necesita del aporte de
más de una persona para obtener el capital necesario para establecer
una fábrica y pagar a los obreros. El Maestro Artesano, en
algunos casos se transforma en empresario. El aprendiz se transforma
en obrero y pierde las expectativas de progresar pues difícilmente
puede llegar a ser patrón.
- Los talleres son muy grandes, se trabaja en un ambiente totalmente
despersonalizador y poco propicio para la cohesión grupal.
Las condiciones de trabajo son insalubres, con jornadas que llegan
a 14 y 16 horas. El sueldo era muy bajo y las mujeres y los niños
percibían salarios aún menores.
- Hay una pérdida de identidad entre el obrero y su obra,
pues su participación es fugaz dentro del proceso de producción.
Puede pasar toda una jornada repitiendo los mismos movimientos o accionando
las mismas palancas y pierde la identidad entre su trabajo y el producto
final. No se realiza como ser humano. No hay motivación.
Según Fernández Tuneu, "es entonces que surge
una cantidad enorme de conflictos y de dificultades dentro de las
relaciones de producción que como vemos más adelante
han sido tratados por distintas corrientes administrativas, todas
ellas buscando la manera de poder hacer que el trabajador se interese
por su trabajo, y que demuestre de alguna manera un apego por la labor
y por lo tanto un apoyo a la organización."
No fue fortuito el hecho que la Revolución Industrial -que
requirió para su aplicabilidad de un fuerte desarrollo del
capitalismo- se expandiera con más fuerza en países
básicamente protestantes. Max Weber realiza un profundo análisis
de este tema y establece que fue la ética protestante, y no
la católica, la que permitió el surgimiento de los grandes
capitales tan necesarios para permitir la conformación de grandes
fábricas. De acuerdo a aquella ética el hombre era responsable
de sus actos directamente frente a Dios, no había intermediarios
ni exoneración terrenal por los pecados cometidos. El protestante
debía ser frugal y austero respecto a sus gastos en bienes
terrenales, lo que le permitía la acumulación de capital
lo cual no era un pecado por sí mismo.
Es en tales circunstancias que en Estados Unidos surge con gran vigor
la llamada Administración Científica, cuyo creador fue
Frederick W. Taylor, la cual se expande rápidamente a otros
países (incluyendo a la Unión Soviética) generalizándose
su aplicación.
No obstante existieron especialistas que mantuvieron, en algunos casos,
una visión diferente: véase como ejemplo la obra de
M. Parker Follett; y otros que optaron por morigerar el modelo taylorista
de carácter netamente mecanicista, y tendente a la robotización
de los trabajadores, como fueron los casos de Henry L. Gantt y de
los esposos Gilbreth, discípulos contemporáneos de Taylor.
En Francia, en forma paralela con lo citados autores, Henri Fayol
desarrolla su clásica escuela de la Administración Industrial
y General.
